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Las ollas y sartenes pueden traspasar tóxicos al organismo. Los materiales que no son de calidad, así como un uso inadecuado de los propios utensilios de cocina, incluyendo falta de limpieza, provocan un mal sabor en los alimentos e incluso problemas a largo plazo en el estado de salud.

Una alimentación saludable, por tanto, no es únicamente preparar recetas que sean nutritivas y libres de pesticidas. En ella influyen el tipo de cocción y los utensilios que se utilicen. Muchos materiales de ollas y sartenes, por el efecto del calor en contacto con los alimentos, pueden desprender metales pesados y otros tóxicos.

Con el paso del tiempo estos elementos se van acumulando en el cuerpo y el organismo no es capaz de eliminarlos. El problema con estas sustancias es que no provocan un malestar inmediato, salvo en personas alérgicas o con una sensibilidad química, pero es una toxicidad lenta con consecuencias peligrosas a largo plazo.

¿Qué materiales son los más apropiados en la elección de sartenes?

El aluminio es un material muy común por ser barato, ligero y buen conductor del calor, pero se libera al organismo puede provocar daños cerebrales. Se relaciona con el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas.

Una opción muy extendida es el teflón, que es el nombre comercial del PFTE o politetrafluoretileno, que es el material antiadherente más popular en el mundo. A temperaturas de cocción normales, los utensilios de cocina recubiertos con este material pueden liberar gases y productos químicos con un nivel de toxicidad que va de leve a severa.

Con el teflón también ocurre que requiere de PFOA, ácido perfluoro octánico, para la unión con la base. Este material sí es más perjudicial y puede ser un agente cancerígeno. Está considerado un disruptor endocrino.

El uso contante de sartenes con estos materiales va deteriorando la calidad de los utensilios, haciendo que las sustancias tóxicas entren en contacto con los alimentos. La industria ha buscado alternativas menos dañinas, pero en muchos casos se sospecha que tienen una toxicidad similar.

Las sartenes de cerámica no contienen metales pesados ni PFOA, pero en realidad la cerámica solo es el recubrimiento, pues su interior incorpora aluminio o acero inoxidable. Esto convierte a esta opción en poco recomendable, pues supone cambiar de utensilios con mucha frecuencia.

Si pasamos a las ollas, en el mercado podemos encontrar modelos de porcelana, de acero inoxidable, de barro y hasta de titanio. Todas ellas son interesantes pero los materiales son más o menos propicios. El barro y la porcelana son completamente atóxicos y del acero inoxidable sí puede esperarse que transmitan níquel, cromo y manganeso.

Con el titanio aún no está completamente probada su inocuidad, pero destaca especialmente su uso para excursiones o para ir de camping, por su ligereza y tamaño reducido.

¿Cómo escoger una sartén de calidad y libre de agentes tóxicos?

Una vez conocidos los materiales de fabricación y recubrimiento, es interesante acudir a otros criterios para determinar si una sartén es o no de calidad. La durabilidad va ligada al nivel de resistencia. Un producto que promete años de servicio acaba siendo más sostenible que otro que se desecha en pocos meses. El hierro, el acero inoxidable y el hierro fundido son materiales que cumplen con esta función.

La conductividad térmica hace referencia a la capacidad para transmitir calor. Aquí salen victoriosos el aluminio y el hierro. En los últimos años muchos fabricantes se han sumado a la producción de sartenes con materiales reciclados. Con ellas se consigue reducir la entrada de nuevos materiales a la cadena de producción y se abunda en la economía circular.

Lo más recomendable es guiarte de especialistas que, basados en estudios probados, puedan recomendarte sartenes libres tóxicos, así como las marcas de más confianza.

¿Cómo usar una sartén de manera eficiente para evitar problemas a largo plazo?

Además de la durabilidad y la conductividad, cada material lleva asociadas una serie de recomendaciones para hacer más larga la vida media de los utensilios de cocina. Las de teflón son apropiadas para cocciones suaves, para hacer tortillas o para freír huevos y patatas, pero no para cocinar a la plancha, que requiere cocciones más altas.

La cerámica, en cambio, ofrece una cocción más uniforme de los alimentos. No obstante, tampoco es la mejor para usarlas con fuego alto. Las de hierro y acero inoxidable sí aguantan temperaturas altas, pero conviene usar una capa antiadherente de grasa las primeras veces que se cocine sobre ellas.