Alimentación prebiótica para una microbiota intestinal sana

«Una persona que quiera empezar a cuidar (o seguir cuidando) su salud en general, una de las decisiones más inteligentes y lógicas que puede tomar, es atender a su salud intestinal. Por ello, dejando claro que huimos de milagros, empezar una alimentación prebiótica, sin duda, se traducirá en una mejora de su calidad de vida a corto, medio y largo plazo. Tenemos que entender que el aparato digestivo es el epicentro de nuestra salud«

Hace un tiempo publicamos una contundente entrevista con los autores Xavi Cañellas y Jesús Sanchis en la que afirmaban que «30 años de consejos oficiales sobre nutrición nos han hecho más enfermos y obesos«. Ahora publicamos otra en la que nos explican la importancia de la microbiota intestinal.

«Alimentación prebiótica» es el nuevo libro de Xavi Cañellas, Jesús Sanchis, Xavier Aguado y Lucía Redondo que contiene más de 60 recetas de cocina para cuidar nuestra salud. Estas son sus palabras:

1. En los últimos tiempos escuchamos términos como «microbiota», «prebióticos» o «probióticos», ¿quién es quién?

La microbiota, son los microorganismos con los que compartimos nuestro organismo, de ahí que más que un organismo seamos un súper organismo. Y, cuando hacemos alusión a aquellos microbios que albergamos en nuestros intestinos, estamos hablando de la microbiota intestinal.

Ahora sabemos que todos esos microbios tienen mucho que decir sobre la salud humana puesto que vivimos con ellos en una estrecha relación, nosotros les ofrecemos cobijo y alimento, y ellos, como parte de su tributo, llevan a cabo miles de funciones biológicas que nosotros necesitamos para contar con una buena salud, tanto física como psíquica.

Los probióticos son mayoritariamente bacterias (también hongos incluso virus) que, normalmente, son aisladas a partir de heces de niños lactantes sanos. Y que cuentan, o deberían contar, con estudios científicos rigurosos que avalan que su consumo de forma adecuada se traduce en efectos beneficiosos sobre la salud. Digamos que son bacterias buenas como las que cualquier persona con salud plena alberga en sus intestinos.

Los prebióticos son el alimento de los probióticos. El alimento de los microorganismos. Mayoritariamente se trata de fibras fermentables, que no es lo mismo que decir fibra sin más, pero también de polifenoles y otros compuestos que puedan modular positivamente la microbiota intestinal.

2. ¿Nuestras abuelas y antepasados estaban bien alimentados desconociendo estos conceptos?

Nuestras abuelas y antepasados tenían algo en común: no comían productos refinados ni productos procesados y se alimentaban con alimentos; por tanto, no inflamaban constantemente su aparato digestivo. Ciertamente, tenían mucho más sentido común que lo que hacemos a día de hoy en occidente.

3. ¿Por qué habéis escrito un libro centrado en este tema tan concreto «Alimentación prebiótica»? ¿A quién se dirige?

Alimentación Prebiótica nace de su libro predecesor, Niños Sanos Adultos Sanos. En él, hablamos de tres pilares básicos para programar y mantener la salud del ser humano: la gestión del estrés, la microbiota y la alimentación.

En este segundo libro, Alimentación prebiótica, hemos querido centrarnos y desarrollar aún más el concepto de cómo alimentar a nuestros microorganismos y plantear un conjunto de recetas muy sencillas elaboradas por el chef Xavier Aguado, para mostrar que alimentarse de forma saludable está al alcance de todos. No necesitamos buscar “súper cosas” ni “súper batidos” para alcanzar un estado de salud, y es que la salud debería ser más sencilla de lo que se plantea a día de hoy.

El libro va dirigido a toda persona que tenga ganas de recuperar y/o mantener su salud.

4. ¿Con la dieta mediterránea clásica cuidamos la microbiota intestinal o hay que mejorarla? ¿Qué alimentación proponéis? ¿Es fácil?

En nuestra opinión, la dieta mediterránea es una propuesta muy interesante y que se aproxima a una alimentación coherente con el ser humano. Se trata de un patrón de alimentación que supone una increíble mejoría respecto a la dieta que sigue la mayor parte de la población; lógico. Pero debemos tener claro que el patrón dietético mediterráneo no es igual a las recomendaciones oficiales, ni se fundamenta en la insalubre pirámide alimentaria tan extendida.

La dieta mediterránea apuesta mayoritariamente por alimentos de la zona o proximidad, frescos y de temporada, con una gran importancia para las frutas y hortalizas. Los lácteos se limitan a no más de dos raciones al día, y se aconsejan fermentados (queso o yogur). Además, se le da gran importancia al consumo de aceite de oliva virgen, los frutos secos y el pescado azul. Justo al contrario de lo que durante años se ha sostenido.

En nuestra opinión, alimentación saludable hay una, aquella se compone de alimentos de la máxima calidad posible, idealmente frescos y de proximidad, que elimina todo tipo de productos ultraprocesados y que se basa en hortalizas, frutas y tubérculos. Alimentos que son una fuente de hidratos de carbono mucho más interesantes para nuestra salud y correcta nutrición que los cereales (aunque sean integrales); y que deben acompañarse con alimentos de origen animal: huevos, pescado y carne, y complementarse con alimentos fuente de grasas saludables como aceite de oliva virgen, frutos secos, aguacate o semillas y, partiendo de la premisa de endulzar cuanto menos mejor, utilizar para ello la miel cruda.

Sobre si es fácil, desde el inicio tuvimos claro que una Alimentación prebiótica debía caracterizarse por ser fácil, práctica y accesible a todo el mundo, sin por ello renunciar al sabor y la originalidad. De este modo, una Alimentación prebiótica está al alcance de toda aquella persona que, con más o menos destreza en la cocina, y que con más o menos tiempo para comprar y cocinar; desee generar cambios en su vida, mejorando su alimentación y su microbiota y, con ello, su salud.

5. En el libro comentáis que los alimentos fermentados son un auténtico festín. ¿Cuál nos recomendáis?

Tal y como describimos en Alimentación prebiótica: “el fermentado más tradicional, sano, fácil y accesible es el chucrut o, lo que es lo mismo, la col fermentada. Se trata de una fermentación en la que se estimula el desarrollo de los microorganismos que habitan de forma natural en la propia col y que controlamos añadiendo sal. […] Esta fermentación, en realidad, se puede hacer con otras hortalizas, como zanahorias, rabanitos, cebolletas o pepinillos; es lo que denominamos pickles (o encurtidos). […] El kéfir de leche, preferiblemente de cabra y ecológico, puede ser una opción de alimento fermentado siempre y cuando se tolere bien.”

Por último y, pese a que para la población puede ser el más común y conocido, tenemos el yogur. Se trata de un alimento que, para que así sea, es decir, para ser un alimento y no un producto ultraprocesado que no debe formar parte en ningún caso de nuestra alimentación, debe estar compuesto únicamente por leche y fermentos lácticos. Además, y como en el caso del kéfir, debemos tener en cuenta que siempre será una mejor opción el yogur de cabra o de oveja. Además, el de oveja tiene un porcentaje de calcio mucho mayor que el de vaca.

6. Después de divulgar la microbiota intestinal, ¿cuál será vuestro próximo objetivo o libro?

Nuestro día a día es investigar y estudiar más factores que influyen en la salud del ser humano. Después de Niños sanos adultos sanos y Alimentación prebiótica, seguiremos divulgando el conocimiento científico para que esté al alcance de todos, y así aportar nuestro granito de arena para que el mundo tenga más consciencia sobre la salud.