¿Se os ocurre un plan mejor que pasar una tarde de otoño que cocinando y disfrutando en familia? Lo hicimos hace unos días y podéis ver los resultados en las siguientes fotos.
Coincidiendo con la celebración del Día de la Infancia y organizado por el Ayuntamiento de Arnedo, La Rioja, realizamos una clase de cocina para madres/padres e hij@s (8 parejas) con distintos objetivos: pasar una tarde diferente y agradable, cocinar casero y saludable, pero recetas que gusten a los niños, conocer nuevos ingredientes y aprender alternativas para comer más verduras y reducir el azúcar.
Y ¡objetivo cumplido!. Los alumnos han conocido el trigo sarraceno, un pseudo-cereal muy versátil y sin gluten, en un rico batido energético sin azúcar con bebida de avellanas preparada por ellos mismos; han aprendido unas tortitas más sanas con copos de avena y plátano y una «nocilla» alternativa con chocolate y cacahuetes; han «jugado» con calabacín y berenjenas en piruletas; y han preparado unas hamburguesas caseras como las de antes y en pan especial con patata cocida muy esponjoso.
Este era el menú:
- Piruletas de calabacín y berenjena
- Batido energético natural con la leche vegetal casera
- Hamburguesas caseras al horno con pan de patata. La versión vegetariana serían estas con tofu y verduritas
- Tortitas de avena y plátano con “otra” nocilla
- Espuma de fresa
Cuando los padres y madres estamos relajados, podemos hacer muchas cosas con los niños. Ellos solitos amasaron el pan de hamburguesa, montaron nata, rebozaron las verduras, pelaron medio kilo de cacahuetes, dieron forma a las hamburguesas y todo eso casi sin mancharse :).
El funcionamiento de estas clases en familia es el siguiente: les muestro en una presentación proyectada las recetas a elaborar y enseño los ingredientes nuevos y algunos alimentos que vamos a utilizar. De esta manera, los alumnos están unos minutos sentados y en calma y rompemos con el estrés y la rutina del resto del día. Después quitamos las sillas y cocinamos las recetas en grupitos de 2-3 parejas, pero vamos viendo los pasos que elaboran el resto de compañeros. Al final, nos sentamos todos juntos a la mesa a probar lo cocinado y cada equipo explica cómo lo ha hecho, los retos a los que se ha enfrentado y sus consejos.
No siempre gustan todas las recetas a los niños, claro, pero lo prueban todo y disfrutan de recetas que ellos mismos han cocinado.
Merece la pena cocinar en familia o con amigos.