aceite de coco

«El milagro del aceite de coco» son sus ácidos grasos de cadena media que le confieren extraordinarios beneficios para la salud, prevención de enfermedades, capacidad de eliminar baterias, virus y hongos, propiedades anticancerígenas, ayudar a estabilizar el nivel de azúcar en sangre, ser un gran bálsamo para la piel para múltiples dolencias y todo ello siendo muy fácil de digerir.

Durante décadas, y debido a la desinformación, estudios sesgados e intereses de la industria), el aceite de coco y las grasas saturadas han sido los malos de la película del corazón.  El Dr Fife es el mayor investigador y divulgador mundial del aceite de coco y desmiente esas creencias con evidencia científica e histórica por la salud de poblaciones del Pacífico que lo han consumido durante siglos.

Las grasas saturadas se diferencian según los ácidos grasos que predominen en su composición y pueden ser de cadena larga o media (según los átomos de carbono: entre 13 y 12 átomos de carbono en los largos y entre 8 y 12 en los medios). El 75% de la grasa saturada del coco es ácido láurico, ácidos grasos de cadena media que no solo no eleva el colesterol malo, el LDL, sino que lo baja y aumenta el bueno. No contiene, por supuesto, colesterol (como las grasas animales) ni grasas trans (como las vegetales parcialmente hidrogenadas) (Info).

A pesar de estos estudios, todavía existe una leyenda negra en torno al coco y los libros del Dr Bruce Fife son la mejor información para entender todo lo que ofrece el coco.

Este es el prólogo de su libro «El milagro del aceite de coco» y abajo un vídeo dónde explica cómo y por qué se dedica al estudio del coco, las mentiras vertidas sobre este alimento y lo que puede aportar a nuestra salud.

La DOSIS DIARIA que el Dr Fife recomienda para adultos es de 2 a 3 cucharadas y media de aceite de coco al día.

Prólogo del libro «El milagro del aceite de coco»

Hasta ahora únicamente un pequeño grupo de investigadores conocían los increíbles beneficios para la salud que ofrece un grupo singular de grasas saturadas presentes en el aceite de coco. Por lo general, la mayoría de las personas que trabajan en la industria de la salud han ignorado dichos beneficios, evitando el uso del aceite de coco debido a concepciones erróneas muy comunes sobre las grasas que ingerimos en la dieta. No obstante, esta situación está comenzando a cambiar a medida que los beneficios nutricionales y terapéuticos de los aceites tropicales van siendo más conocidos.

Con este libro descubrirás que no todas las grasas saturadas son perjudiciales para la salud. De hecho, existe un subgrupo que tiene un efecto positivo. Esta obra ofrece un breve resumen de los increíbles beneficios para la salud que brinda un grupo único de grasas saturadas presentes en la leche materna y en el aceite de coco. Este grupo es conocido como «ácidos grasos de cadena media», y los investigadores de lípidos han comenzado lentamente a revelar sus beneficios. La historia es fascinante y puede afectar a tu salud de un modo decisivo.

Aquellos de vosotros que decidáis dedicar parte de vuestro tiempo a leer este libro os sorprenderéis al enteraros de que determinadas grasas saturadas (ácidos grasos de cadena media) favorecen la buena salud. En oposición a lo que piensa el público lego y también la profesión médica, las grasas saturadas halladas en el aceite de coco son buenas para tu salud.

No deberíamos sorprendernos. Si el aceite de coco fuera un alimento nocivo, esto ya se hubiera puesto de manifiesto en las poblaciones que lo han utilizado durante generaciones y, de hecho, no existe ninguna evidencia al respecto. En realidad, ocurre justamente lo contrario. Las poblaciones que consumen aceite de coco demuestran tener una salud extraordinaria.

Históricamente, el de coco es uno de los primeros aceites que se utilizaron como producto alimenticio y farmacéutico. La literatura ayurvédica ha predicado durante mucho tiempo sus beneficios en los tratamientos cosméticos y para la salud. Y hoy en día las comunidades de Asia y del Pacífico, que pueden representar prácticamente la mitad de la población mundial, utilizan el aceite de coco de una u otra forma. Muchas de estas personas disfrutan de una excelente salud y longevidad.

Los estudios sobre las poblaciones de climas tropicales que siguen una dieta con un alto contenido en aceite de coco concluyen que sus habitantes son más sanos y padecen menos enfermedades cardiovasculares, cáncer, trastornos digestivos y problemas de próstata.

Desde finales del siglo XIX, los libros de cocina populares de América del Norte y Europa han incluido frecuentemente el aceite de coco en muchas recetas; las enfermedades cardiovasculares y el cáncer eran prácticamente desconocidos en aquella época. El sentido común indicaría, por tanto, que la grasa saturada presente en el aceite de coco no es tan nociva como se suele afirmar.
Entonces, ¿por qué existe toda esa publicidad negativa sobre el aceite de coco?

Desde que se conoce que las «grasas saturadas» desempeñan un papel en las enfermedades cardiovasculares, el aceite de coco se considera un riesgo para la salud. En el mejor de los casos, gran parte de la información que lo asocia con el incremento de las enfermedades cardiovasculares es circunstancial y, en el peor, errónea. Algunos estudios realizados demostraron que la inclusión del aceite de coco en la dieta aumenta los niveles de colesterol en sangre y la posibilidad de contraer una enfermedad cardiovascular. Sin embargo, el diseño de dichos estudios era incompleto porque no se incluyeron grasas esenciales en la dieta. Las poblaciones que consumen grandes niveles de aceite de coco siempre utilizan otros aceites de origen vegetal y aceites derivados del pescado a fin de tener una dieta más equilibrada.

Mediante la difusión de una gran propaganda «científica» y política, la Asociación Americana de la Soja y el Centro para las Ciencias por el Interés Público —¿o por el suyo propio?— unieron sus fuerzas en una campaña destinada a sustituir los aceites tropicales por aceite de soja poliinsaturado, cultivado por agricultores americanos. Debido a esta campaña, las cadenas de restaurantes y las procesadoras de alimentos dejaron de usar el aceite de coco y lo reemplazaron por aceites poliinsaturados. Incluso médicos y dietistas, cegados por la publicidad negativa, apoyaron esta decisión por considerarla una medida sana para el corazón. Esta campaña condenó a todas las grasas saturadas por considerarlas un «veneno». Tanto las publicaciones no especializadas como las científicas evitaron mencionar el hecho de que determinados subgrupos de grasas saturadas tienen efectos positivos sobre la salud.

La gran cantidad de hechos científicos documentados que se han consultado para redactar este libro nos permitirá conocer, tal como afirmaría Paul Harvey, «el resto de la historia». Aprenderás que las «grasas saturadas» se clasifican en dos categorías principales: grasas de cadena larga y grasas de cadena media y corta. Cada subgrupo tiene efectos biológicos marcadamente diferentes. Demostraré que un consumo excesivo de grasas poliinsaturadas resulta más perjudicial para nuestra salud que las grasas saturadas presentes en los aceites tropicales.

El aceite de coco no solo no es un «alimento venenoso» sino que, por el contrario, contiene una grasa denominada monolaurina, con propiedades sorprendentes. Esta grasa de cadena media, descubierta por primera vez en nuestro laboratorio, representa uno de los grupos más excepcionales que pueden encontrarse en la naturaleza. Se trata de una grasa singular que está presente en la leche materna y en el aceite de coco (en la actualidad se comercializa como Lauricidin®.

En varios ensayos clínicos se está probando la monolaurina (Lauricidin®) como tratamiento para los herpes genitales, la hepatitis C y el VIH. Los resultados de ensayos clínicos previos han resultado ser muy prometedores y revelan posibilidades altamente satisfactorias para esta nueva e importante herramienta de la medicina alternativa.

Deberíamos felicitar al doctor Bruce Fife por haber redactado un libro útil y de fácil lectura que nos revela los beneficios positivos que el aceite de coco, y especialmente la monolaurina tienen para la salud.

El lector curioso dispondrá de una perspectiva nueva y más equilibrada sobre el papel que desempeña la grasa —en particular la grasa saturada— en nuestra dieta.
DR. JON J. KABARA

aceite de coco

El milagro del aceite de coco
La dieta cetogénica del coco

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=oCims77Cbjg[/youtube]

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