Aquello que elegimos para comer y el estilo de vida que llevamos son los factores que influencian principalmente en nuestra salud. La forma de comer macrobiótica se basa en la comprensión de nuestro desarrollo biológico, social y espiritual. La Macrobiótica pretende cuidar del individuo como un ser humano único, según su edad y sexo, la actividad que realiza, la ciudad donde vive y las relaciones sociales en las que participa. Pero… ¿de dónde proviene la Macrobiótica?¿ Qué estilo de vida debemos seguir? ¿Qué alimentos podemos consumir?
¿Qué es la macrobiótica?
La macrobiótica es el método de alimentación encaminado a mejorar y prolongar la vida, a través de la interacción entre el hombre, su alimentación, el estilo de vida que lleva y el ambiente en el que vive. Si nos centramos en su significado etimológico, vemos que el término deriva de dos raíces griegas: “makro” , que significa grande y largo y “bios” que significa vida. Entendemos pues que la Macrobiótica expresa la voluntad de vivir una “larga vida” o “grande vida”.
El termino macrobiótica se atribuyó por primera vez al médico y filósofo Hipócrates, padre de la medicina occidental que ya exponía “que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”. En la época moderna es el filósofo nipón George Ohsawa quien propone el termino Macrobiótica y quien publica numerosos libros buscando una fusión entre la medicina y las tradiciones occidentales y orientales. En la actualidad Michio Kushi, alumno de Ohsawa, es el mayor precursor de la alimentación macrobiótica en el mundo, publicando numerosas obras en muchas lenguas e inspirando el nacimiento de muchos centros para la difusión de este estilo de vida.
Principios de la Macrobiótica
La Macrobiótica está basada en la ingesta equilibrada de alimentos completos y naturales que provengan de producción ecológica, biológica y orgánica. Promueve los alimentos cultivados en tierras fertilizadas con abonos naturales, sin pesticidas, ni herbicidas, y sin la utilización de conservantes ni colorantes, para lograr una completa y total armonía con la naturaleza. Se trata de elegir la comida con cuidado y amor; observando qué tipo de alimentos nos sientan mejor y proporcionan un mayor bienestar a nuestro organismo. Seguir una dieta Macrobiótica puede ayudar a mejorar los niveles de energía y a depurar el organismo.
Para poder relacionarnos mejor con el mundo de la energía y la vibración, es importante entender los efectos de las dos energías universales: el yin y el yang.
La energía yin es la energía de expansión y de apertura, una energía que tiende a inflamar, enfriar y desconcentrar y que actúa, principalmente, hacia la parte superior del cuerpo. Las drogas y el alcohol, el café, los azúcares refinados, los lácteos, las especias, las hierbas aromáticas, las frutas tropicales y las verduras solanáceas son algunos de los grupos de alimentos que causan este efecto en nuestro organismo.
La energía yang, por el contrario, es la energía de la contracción y del bloqueo y es densa y difícil de hacer fluir. La sal, las aves, las carnes y las grasas saturadas, los quesos secos y salados, los huevos, los embutidos, las pizzas y los horneados forman parte de este conjunto de alimentos de tendencia tensa y caliente.
¿Qué debemos tener en nuestra cocina Macrobiótica?
La filosofía Macrobiótica también tiene su propia pirámide de alimentos, que nos permite lograr este equilibrio energético natural. Se trata de escoger alimentos de energía más moderada para obtener así, estados de ánimo más equilibrados, más neutrales. Cereales integrales, verdura, legumbres, algas, sopas y semillas son algunos de los alimentos que pueden ayudar a nuestro organismo a lograr este balance en nuestro día a día.
Los cereales integrales deberían representar entre un 40 y un 60% de la alimentación diaria. Aunque el arroz integral se considera el cereal más completo y más equilibrado, también podemos utilizar el trigo, la espelta, el kamut, la cebada, la avena, el centeno, el mijo, el maíz o el trigo sarraceno para elaborar nuestros platos. Cada comida debe tener este grupo de alimentos representado en el plato ya sea en forma de taboulés, risottos, ensaladas de pasta o espaguetis.
Las verduras deben ser un tercio de nuestra dieta diaria. Hay distintos tipos de verduras, pero es importante consumir verduras de raíz (zanahorias, rábanos, nabos); verduras que crecen a nivel del suelo (repollos, cebollas, calabazas), así como hojas verdes (brócoli, hojas de nabo, lechuga). Intentaremos evitar consumir las verduras muy ácidas o de origen tropical como el tomate, la patata, la berenjena, el pimiento, los espárragos o las espinacas. Se recomienda el uso diario de una a dos tazas de sopa de verduras con la adicción de un poco de algas, cereales o legumbres.
Las legumbres y los alimentos proteicos vegetales deberían representar entre el 5% y el 10% de la alimentación diaria. En combinación con los cereales integrales, estos dos grupos constituyen una importante fuente de proteínas vegetales.
Las algas marinas son una fuente extraordinaria de sales minerales (calcio, hierro, yodo) y de vitaminas. Utilizadas antiguamente en todo el mundo, fueron olvidadas durante tiempo en Occidente para ser descubiertas de nuevo recientemente. Las más comunes son las algas kombu, wakame, nori, hijiki y la alga arame.
Intentaremos condimentar nuestros alimentos con sal marina integral por su mayor variedad de oligoelementos. También podremos condimentar con gomasio, salsa de soja, miso, natto miso y tekka. El miso es un condimento salado y fermentado a base de soja, sal y cereales. Este proceso da origen a una pasta oscura y sabrosísima que se utiliza en lugar de las pastillas de caldo para la preparación de menestras y sopas o para elaborar salsas y condimentos. Destacado por su excelente fuente de aminoácidos y enzimas naturales, el miso es un alimento que se ha expandido por todo el mundo.
Los aceites más usados en una dieta Macrobiótica son los vegetales como el de girasol, sésamo, oliva u otras semillas exprimidas en frío. Entre los vinagres, usaremos mayoritariamente el de arroz y el acidulado de umeboshi. El Umeboshi es una variedad especial de ciruelas, recolectadas cuando aún están verdes y puestas con sal junto a hojas de shiso que las colorean de rosa. Durante este proceso, desarrollan un sabor ácido y salado que las hace perfectas como acompañamiento para todas las verduras.
La fruta se tomará siempre de temporada, de proximidad y su consumo será moderado. Las semillas y los frutos secos representan una óptima fuente de proteínas vegetales, grasas buenas y sales minerales que deben consumirse en cantidades moderadas.
La alimentación macrobiótica equilibrada puede no requerir la utilización de alimentos de origen animal. Aún así, si se decide apostar por alimentos de origen animal, la macrobiótica aconseja que se consuma pescado una o más veces por semana y acompañado de wasabi o jengibre para ayudar a desintoxicar el cuerpo de los efectos del consumo animal.
Finalmente, procuraremos beber té de tres años, cultivado en la región japonesa de Uji y sus variedades (té Bancha & Kukicha). También podremos tomar té de cebada u otras tisanas tradicionales que no tengan efectos estimulantes.
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Umeboshi
Las ciruelas de Umeboshi ryujin se elaboran siguiendo el método tradicional japonés. Podemos usarlas en salsas triturando las ciruelas o para elaborar una bebida. Solo se debe meter en una taza una ciruela de Umeboshi deshuesada, una cucharada de Shoyu y añadir una taza de Kukicha caliente.
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El vinagre de umeboshi se obtiene filtrando el vinagre salado extraido de la maduración del umeboshi. Se utiliza como un vinagre normal, que al ser salado, permite terminar una ensalada añadiendo un poco de este vinagre. También puede usarse en salsas para verduras añadiendo una cucharada de Tahin por dos cucharadas de este vinagre.
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Cantidad: 250ml
El puré de umeboshi se elabora a partir de la maduración de la ciruela ume, junto con la sal y las hojas de shiso durante más tiempo de lo habitual. Es ideal para combinar con cereales y verduras.
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Cantidad: 200g
Miso
El Hatcho miso es la variedad más antigua de Miso y está elaborada solamente con soja y sal, sin añadir ningún cereal. Es de color oscuro y de sabor muy intenso.
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Cantidad: 300g
El miso de arroz Genmai está producido a base de soja, arroz integral, sal marina, agua y koji. Su sabor algo más fuerte y salado es ideal para las estaciones de otoño e invierno, para añadir al final de la cocción en sopas sin necesidad de hervirlo.
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Cantidad: 300g
El miso de cebada, elaborado a base de soja, cebada, sal marina, agua y koji, es el más ligero, con un sabor más dulce, y que se adapta a todas las estaciones del año para añadir a las sopas o combinar con verduras cocidas y ensaladas.
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Cantidad: 300g
El Natto Miso es un condimento tradicional japonés cuyo sabor atractivo se obtiene de su única e insólita mezcla de ingredientes. Ideal para combinar con cereales, verduras y mochi.
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Cantidad: 300g
El Shiro Miso se elabora con una fermentación inferior a los dos meses para conseguir un sabor más delicado y dulce que el del Miso normal. Puede servir para preparar salsas o cremas y para acompañar verduras y cereales.
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Cantidad: 250g
Las sopas de miso instantáneas elaboradas con miso rojo y combinadas con algas o tofu son ideales para preparar comidas o cenas rápidas.
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Cantidad: 40g
Algas
Las algas marinas Hijiki-Boshu son algas de color verde oscuro que crecen en las rocas y que son ideales para añadir a ensaladas o para combinar con platos de verduras crudas o cocidas.
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Cantidad: 50g
La variedad Arame-ise tiene un sabor delicado y de cocción muy breve y se usa como guarnición en ensaladas, platos de verduras o como condimento para sopas.
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Cantidad: 50g
Las algas marinas Agar-agar son adecuadas para espesar puddings, postres y gelatinas y se pueden encontrar en forma de barra, copos o tiras.
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Cantidad: 50g
La variedad Nori es el tipo de alga utilizada como envoltorio para la preparación de sushi o condimento en platos de cereales y verdura. El modo de uso es muy sencillo: se coloca una hoja de Nori Sushi en una estera de bambú y se extiende el arroz sobre el alga. A continuación, se coloca un poco de verdura o condimento en el centro y se enrolla.
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Cantidad: 25g
Las algas Kombu, de color verde oscuro y de consistencia dura, son perfectas para reducir el tiempo de cocción de las legumbres si se cuecen junto a éstas y las hacen más digestivas. También son deliciosas para preparar caldos vegetales, estofados de verduras, tofu o seitán.
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Cantidad: 50g
Finalmente, la variedad Wakame es la alga de color verde oscuro que crece en fuertes corrientes del océano y se usa para combinar con ensaladas, sopas, estofados, platos de verduras y legumbres.
PVPr: 6.50 €
Cantidad: 50g
Té
El té Kukicha proviene de Japón y se cultiva con las ramas y los tallos de la planta del té Camellia Sinensis. Puedes añadir una cucharadita de ramitas por taza, vertiendo el agua hirviendo y dejando reposar durante un minuto.
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Cantidad: 100g
La variedad de té Bancha se prepara con hojas no fermentadas y ligeramente tostadas sobre llama viva. Su cuidadoso proceso de elaboración otorga a este tipo de té un sabor delicado y suave, ideal para antes, después o durante las comidas.
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Cantidad: 70g