pan

«El pan que nuestros abuenos hacían, todo con productos naturales, era base fundamental de nuestra dieta, pero el poder de las corporaciones, el control total que tienen sobre nuestras mentes a través de la publicidad, el control del dinero que hace que sea imposible competir con ellos, ha hecho que hasta el producto más básico en nuestra dieta, como es el pan, acabe siendo un producto industrial cuyo único objetivo es que siga teniendo la misma apariciencia externa que el pan, pero olvidandose de la parte fundamental relacionada con nutrir a nuestras células»
José Alfonso Hernando

Ya dedicamos hace tiempo un artículo titulado «El pan nuestro de cada día» donde expertos artesanos de la feria Biocultura denunciaban las sustancias presentes en los panes convencionales actuales y los comparaban con panes integrales de levadura madre explicando cómo ha sido el deterioro del pan en la historia reciente.

Este vídeo profundiza en el tema mostrándonos la realidad del trigo de hoy y los procesos químicos para elaborar un pan sin valor nutritivo.

Y abajo un resumen del mismo:

[youtube]https://youtu.be/xe8OU9sybKM[/youtube]

Antiguamente a los trigales se les echaba poco veneno y los niños venían a escardar/quitar las hierbas. Hoy en día se usan insecticidas, pesticidas y nadie viene a quitar las hierbas.

Antes se quemaba el trigo una vez cosechado, eso se prohibió y en cambio se echa veneno/insecticidas,  es por ello que el trigo de hoy en día tiene muchos componentes venenosos.

El trigo está formado por germen, salvado y endosperma y en ellos hay minerales, vitaminas, proteinas, fibra, … En la elaboración clásica, ee machacaba en el molino y se añadía levadura viva, se cocían en el horno y salía una hogaza de pan que podía durar hasta 30 días y al final se ponía duro y salía moho porque era un ser vivo. Hoy en día todo eso ha desaparecido.

Actualmente, la harina es refinada y desaparecen las enzimas y todo aquello que puede «quedar rancio». La harina se convierte en almidón practicamente sin ningun valor nutritivo y para que no se quede rancio y con sabor desagradable, matan las enzimas y alteran el producto.

Usan levadura artificial, no viva,  con bromato de potasio, aluminio, cloruro de amilasa y más ingredientes impronunciables. Para poderlo amasar en unas máquinas de grandes dimensiones se le echa yeso blanco.

También hay que blanquerlo porque se asocia lo blanco a lo bueno, y le añaden dioxido de cloro que se carga la flora intestinal. Es lo que se usa en los detergentes.

Para que esté blandito y con aspecto de «fresco», le añaden etileno bajo el nombre de «emulsificante». Para mantener el color, se usa griciolpropileno que también se usa como anticongelante. Para que no salga moho se añade otra sustancia (propionato) que elimina las enzimas que permitían la asimilación del calcio

El pan integral no mejora porque incluye lo anterior más algo de salvado.

En la actualidad ya no se puede alimentar con el refran de «pan y cebolla».

Este producto no tiene nada vivo ni saludable finalmente y el deterioro ha ocurrido en los últimos 40 años.
José Alfonso Hernando,
investigador de ciencia e historia oculta y divulgador de variados temas (1 y 2)

Me temo que seguiremos apostando por el pan casero en panificadora 🙂

 

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