tareas

Una encuesta a 1.500 usuarios sobre el rol de hombres y mujeres en los trabajos domésticos (realizada por la plataforma de ventas flash Mequedouno) concluye que las tareas del hogar siguen mayoritariamente en manos de las mujeres. Además, también se analiza las tareas consideradas más ingratas, los mejores aparatos en el hogar y cómo se valora el trabajo de la pareja.

Estos son los resultados estadísticos y después analizaremos sus consecuencias, significados y alternativas:

Un 60% de las mujeres consideran que acarrean con todas, o casi todas, las tareas del hogar. Mientras que sólo el 30% de los hombres afirma que son ellos los que llevan el peso de la casa. Asimismo, un 25% de las mujeres responde que el trabajo doméstico se reparte a partes iguales, una percepción que en los hombres es más elevada, ya que alcanza el 47%.

La tarea doméstica que más odian los hombres es planchar (57%), mientras que para las mujeres la más ingrata es la de limpiar los cristales. En contrapartida, hacer la compra, barrer o poner la lavadora son tareas, que tanto hombres como mujeres afirman no molestarles especialmente. El género femenino considera utensilios como la plancha, el robot aspirador o el robot de cocina, como sus mejores aliados en casa. En el lado opuesto se encuentra la taladradora, el mejor considerado por el hombre, y el peor valorado por ellas.

Los hombres consideran mayoritariamente (62%) a sus parejas como auténticas heroínas en el cuidado del hogar. Mientras únicamente un 21% de las mujeres están convencidas de que sin ellos la casa sería un desastre. Para un 40% de ellas, sus parejas tienen buenas intenciones, pero ensucian más que limpian, un aspecto que señala un 20% de los hombres sobre el género femenino. Por su parte, un 30% de las mujeres afirman que sus parejas están acostumbradas a que se lo hagan todo. Casi la mitad de ellas, les gustaría que los hombres fueran más aplicados en cuanto a las tareas del hogar, un porcentaje que se reduce al 18%, en el caso de los hombres. Llama especialmente la atención la diferencia de percepciones entre hombres y mujeres, ya que un 60% de ellos considera que forma un equipo perfecto con sus parejas en la organización de las tareas del hogar, un aspecto que únicamente mantiene el 38% de ellas.

Por lo que se refiere a las parejas con niños, un 52% de las mujeres cargan con prácticamente la totalidad de las tareas relacionadas con los más pequeños. Únicamente un 17% de los hombres consideran que son ellos los que tienen una mayor responsabilidad. Si comparamos respuestas, encontraremos de nuevo significativas diferencias de percepciones, ya que el 24% de las mujeres dicen que el cuidado de los niños recae a partes iguales, mientras que son el 41% de los hombres quienes están convencidos de ello.

Muchos dirán que «no hay nada nuevo bajo el sol» y que las tareas domésticas tradicionalmente han recaído en manos de mujeres, pero, desde la incorporación al trabajo externo remunerado, ésto implica jornadas dobles o triples, un excesivo cansancio, frustración, etc. que tiene numerosas consecuencias y una de ellas insatisfacción vital y alto consumo de fármacos.

Este tema siempre origina un intenso debate:

– los que abogan por pagar por ser ama-amo de casa, un trabajo imprescindible para la sociedad y no tenido en cuenta en la economía. Este vídeo lo explica muy bien:

[youtube]http://youtu.be/vexpy_VrXhw[/youtube]

– los que consideran perjudicial pagar por limpiar/cocinar/criar porque así se reduciría el empleo femenino externo ya que muchas optarían por quedarse en casa, y proponen externalizar/estatalizar los cuidados de las personas (guarderías tempranas en bebés, residencias de ancianos, etc.). Y respecto al tema limpieza y alimentación, la clase acomodada o media solvente lo puede subcontratar mediante el trabajo precario -en la mayoría de los casos- de mujeres de menos recursos.

Sin embargo, ambas posturas se basan en un Sistema que valora lo material sobre lo inmaterial en la Vida, lo productivo frente a lo reproductivo, lo económico frente a lo emocional y esencial y que desprestigia enormemente el hogar y todo lo que éste representa. Desde una visión de nuevo paradigma, aparecen nuevas reflexiones como:

  •  ¿Y si el hogar y la cocina fuesen centros alquímicos por excelencia, lugares de alimentación sana, autogestión de la salud y base de robustas raíces en las personas? ¿Qué pasaría si -independientemente de ser remuneradas o no- las tareas domésticas y la crianza fuese algo valorado socialmente en su justa dimensión? Recomendamos leer los artículos: «Hogar y conspiración» e «Inteligencia Doméstica«
  • ¿Cómo cambiará la perspectiva cuando haya una renta básica universal? ¿Se realiza una persona más en trabajos asalariados no vocacionales que en casa, si es una opción voluntaria?
  • ¿Por qué el cuidado de los hijos o personas es percibido como una carga a repartir en vez de como una etapa gozosa y crucial a compartir?
  • ¿Hasta qué punto existe verdadero PODER en la deciciones que se toman en el hogar?

El informe «Receta para cambiar el mundo» expone la gran influencia de las deciciones de compra que realizan las mujeres y cómo pueden mejorar el modelo económico actual y la experta publicista Gemma Cernuda nos recuerda que «Ellas deciden» y sus consecuencias.

ellas deciden

EL 80% DE LAS DECISIONES DE COMPRA DEL PLANETA LAS TOMAN LAS MUJERES
«Sabemos que ellas deciden porque hay miles de estudios de mercado que lo confirman; porque solo hace falta que pienses en quién ha llenado hoy tu nevera de comida, quién ha pensado en que tu ropa esté lista o quién ha organizado las actividades de la semana, quién ha sido la última persona a quien le has pedido un consejo o un favor. Basta con que te pares a pensar para quién has diseñado la última campaña de marketing y has
creado el último servicio o producto o en quiénes han sido los últimos diez clientes que han entrado en tu tienda o quién ha sido la persona que acompañaba al paciente al médico.

Sí, son ellas, somos nosotras, las mujeres. Y decidimos mucho, ¡muchísimo! Tenemos poder de recomendar, de ser prescriptoras de productos, marcas y servicios. Nos implicamos en los proyectos que nos gustan y somos abanderadas de las marcas, evangelizadoras y hasta fans. Tenemos el poder del consumo, del dinero diario, sea mucho o poco, pero todavía en un 80 % de hogares con hijos quien decide las compras es la mujer (no necesariamente es quien las hace)»

Es decir, sean hombres o mujeres quienes realicen las tareas hogareñas (y ojalá en un futuro sea algo consensuado conscientemente -y no impuesto- en cada familia según sus circunstancias), éstas tienen mucha más trascendencia de lo que parece.

 

 

 

 

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