La naturaleza es sabia y nos ofrece sus frutos y plantas con todo lo que necesitamos para digerirlos y que nos aporten los nutrientes necesarios. En concreto, los cereales integrales se componen de germen, salvado y almidón, son un alimento muy completo y contienen vitaminas del grupo B, minerales, aminoácidos y otras sustancias en las dosis adecuadas. Son una excelente fuente de hidratos de carbono saludables, sacian más y su fibra natural nos evitaría tomar otros productos con fibra añadida, ayuda a reducir los niveles de colesterol LDL (el malo) y hace más lenta la absorción de glucosa en la sangre, por lo que son muy recomendables para las personas diabéticas.
Tantos beneficios no eran rentables para las empresas harineras que despues de la I Guerra Mundial ya empezaban a formar parte de la potente industria alimentaria y vieron en el refinado y la manipulación una oportunidad para prolongar la conservación, vender sus partes despiezadas (salvado, fibra, …), especular con el stock y rentabilizar el producto al máximo. Ningún objetivo del refinado contemplaba la salud del consumidor.
Pero como todo tiene consecuencias, el refinado desnaturaliza, desmineraliza y EMPOBRECE al alimento, y la manipulación altera la estructura del gluten que ocasiona las crecientes intolerancias actuales.
Lo integral es más sano y lo podemos ver en esta tabla:
(Fuente)
El arroz integral tiene más del doble de vitamina E, ácido fólico, calcio, hierro, zinc, potasio y selenio que el arroz blanco. Y lo mismo sucede con el pan integral y harina de trigo integral frente a sus versiones refinadas.
Y no solo esto, sino que los cereales integrales previenen el cáncer. Estos son los datos del libro «Alimentación anticáncer» de la Dra Odile Fernández:
Los granos de los cereales integrales mantienen alejado al cáncer
El consumo de cereales integrales previene la aparición del cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares y ayudan a controlar el peso.
Los principales cereales son arroz y mijo (no contienen gluten), avena, centeno, cebada, espelta, kamut y trigo (contienen gluten) y como pseudocereales encontramos la quinoa, el amaranto y el trigo sarraceno. Son granos básicos que constituyen la dieta de la mayoría de la población mundial, pero en los países industrializados son consumidos con mucha frecuencia como productos refinados: pan blanco, galletas, bollería, arroz blanco…
Los cereales integrales, al ser ricos en fibra, mejoran la salud intestinal y con ello el riesgo de sufrir cáncer, sobre todo de colon.
Los granos enteros contienen antioxidantes, como vitaminas E y B; oligoelementos como selenio, magnesio, cobre, zinc y hierro; ácidos fenólicos; lignanos; fitoestrógenos y ácido fítico.
Los cereales integrales actúan como fitoestrógenos, al contener isoflavonas y lignanos. Son especialmente útiles en los tumores hormonodependientes.
Durante el proceso de refinado se concentran los hidratos de carbono y se reduce la cantidad de otros macronutrientes, vitaminas, minerales y fitoquímicos importantes en la lucha contra el cáncer.
¿Algo más sobre la superiorirdad nutricional de los cereales integrales frente a los refinados?
Pues sí, el grano integral está VIVO y puede germinarse y originar una nueva planta mientras el refinado se puede considerar materia inerte, está muerto.
Conclusión: integralicemos nuestra vida…
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