«El cultivo de plantas medicinales en el huerto o en el balcón, son una magnifica fuente de biodiversidad, vitalidad y alegría, que además nos brindan la posibilidad de tener siempre a mano, remedios efectivos, sencillos, naturales y baratos, para la mayoría de trastornos de salud más comunes»
Mariano Bueno
Tener perejil, albahaca y otras hierbas en casa es estupendo para dar sabor a nuestros platos y ya vimos muchas ideas sencillas para tener nuestras macetas en entornos urbanos o con poco espacio. Pero con las plantas adecuadas también podemos disponer de un auténtico botiquin en casa. De hecho, durante siglos las plantas medicinales ha sido el recurso más empleado para curar diversas dolencias, siendo las mujeres las mayores depositarias de esta sabiduría.
El nuevo libro del sabio y experto en agricultuta ecológica, bioconstrucción y vida sana Mariano Bueno se titula «CULTIVA TUS REMEDIOS: Guía de cultivo y uso de plantas medicinales en casa» y enseña como plantas sencillas como ajo, manzanilla, menta, estevia, tomillo o alo vera pueden aportarnos mucho bienestar.
El botiquin básico de las 7 magníficas es el siguiente:
Albahaca: vigorizante, tónica, digestiva, ahuyenta insectos…
Tomillo: antiséptico, anticatarral, depurativo…
Salvia: estrogénica y reguladora hormonal, cicatrizante, ansiolítica, tónico capilar…
Mejorana: aperitiva, tónica digestiva, diurética, antiespasmódica…
Manzanilla: digestiva, emenagoga, antialérgica, sedante…
Menta: tónica, antiviral, antifúngica, vasodilatadora, estimulante…
Estevia: endulzante, antidiabética, vigorizante, diurética, antioxidante…
Aloe: cicatrizante, antiinflamatorio, bactericida, calmante, regenerador celular…En la maceta de las siete magníficas también debería estar el prodigioso aloe, pero dadas sus características, gran porte y condiciones de cultivo es mejor cultivarla sola en una maceta aparte.
Los requisitos básicos para cultivar plantas medicinales y algunas aromáticas en el interior de casa se detallan en este artículo pero se resumen en:
- Máxima iluminación directa durante al menos 4 horas al día (lo ideal son 6)
- Buena ventilación a fin de que absorban del aire los elementos vitales sin que se produzcan condensaciones de humedad ni se resequen
- Sacarlas al aire libre siempre que haga buen tiempo o durante la primavera y el verano
- Evitaremos colocar las macetas y las plantas cerca de calefactores o sistemas de aire acondicionado
- Mantendremos el sustrato de cultivo húmedo y bien regado, evitando al mismo tiempo el encharcamiento de agua que produciría asfixia de las raíces
- Orientación y buena exposición solar
- Recipientes de cultivo: unas jardineras, unas macetas o unas mesas especiales de cultivo resultan ideales
- Tierra y sustratos de cultivo: los sustratos de cultivo preparados con compost (40 %), turba de coco (40 %) y perlita (20 %) van mejor que la tierra, pesan menos y retienen bien la humedad y los nutrientes.
Cultivar nuestra propia huerta o macetas es también algo terapéutico en si mismo:
“Los más recientes estudios sobre salud y longevidad muestran como el ‘ver verde alarga la vida‘, o como las personas hospitalizadas se recuperan más rápido de un postoperatorio o de otras patologías graves, si la ventana de la habitación donde está convaleciente da una zona verde o arbolada. Otras investigaciones muestran como el vivir en contacto con la naturaleza reduce en un 40% las probabilidades de padecer cáncer o como mejora la tensión arterial, la circulación sanguínea o el estado de ánimo…, con tan sólo cinco minutos diarios de contacto con plantas y verde. Desde muchos niveles, podemos tomarnos el hecho cotidiano de cultivar y relacionarnos con plantas, como una práctica muy sana y terapéutica, tanto si es disfrutando de la vistosidad de las plantas ornamentales del jardín -produciendo verduras y hortalizas en un huerto ecológico- o creando un saludable huerto medicinal y aromático. Ciertamente, merece la pena –aunque sólo sea como acto sanador– recuperar cotidianamente el vínculo con nuestras raíces y con la naturaleza. Incluso si lo pensamos bien, quizás el tiempo dedicado al cuidado de las plantas y al disfrute del espacio lleno de verdor y colorido, nos aporte más beneficios psíquicos y físicos que las terapias psicológicas o el tiempo dedicado a ir al gimnasio”
Y además de detallados consejos sobre cultivo y propiedades de plantas, el autor explica la importancia de convivir con plantas que crecen en nuestro mismo entorno y del consumo local:
«Los recientes estudios en epigenética muestran que más del 80% del contenido de nuestros genes trabajan sobre códigos mutables y adaptativos; por lo que las plantas que crecen en el mismo entorno en el que nosotros vivimos sintetizan sustancias (antioxidantes y bioflavonoides) que les permiten adaptarse al entorno y protegerse de los agresores ambientales. Cuando nosotros comemos plantas que han crecido en el balcón, la terraza, el jardín o el huerto de casa, esas plantas -aparte de nutrientes de calidad- nos aportan sustancias específicas que protegen nuestro organismo o que actúan como vacunas que nos ayudan hacer frente a las agresiones del entorno, por lo que resulta una práctica muy saludable, sobre todo para las personas que viven en entornos urbanos muy contaminados.
«Comer productos locales, ecológicos, integrales y no refinados es especialmente saludable para el cuerpo y sano para el planeta. Nos aportan de forma adecuada todos los elementos nutritivos que precisamos, al tiempo que lo producido a nivel local y con técnicas ecológicas tiene un impacto medioambiental positivo, pues reduce la dependencia del petróleo, reactivando las economías locales y mejorando las relaciones sociales»
Un libro y unos conocimientos sencillos y asequibles que merece la pena tener en cuenta por salud, disfrute y embellecer nuestros hogares.
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