tomates

Las tomateras están sembradas y, si el tiempo lo permite porque está lloviendo mucho, a finales de verano llegará una avalancha de tomates, como todos los años.

Entre mis recuerdos más claros de la infancia está mi abuela haciendo botes y botes de conserva de tomate para que toda la familia disfrutásemos de ellos durante el invierno y con un gran caldero donde los hervía para esterilizarlos. Como la Vida da muchas vueltas, la nieta de ciudad volvió al pueblo hace unos años y, aunque mi abuela ya no está, sí permanece la tierra fértil, el sol y sus frutos.

El primer año de neorrural temblaba cuando mi marido me subía baldes a rebosar de tomates de la huerta y no sabía qué hacer aparte de gazpachos y ensaladas. Con el tiempo he resuelto completamente el tema y ya tengo mi Master en tomates.