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«Deseo compartir contigo ciertas pautas a seguir para alcanzar una verdadera armonía entre tú, tu cuerpo y la comida, sin la sombra del sobrepeso y la enfermedad persiguéndote hasta el fin de tus días. Son consejos que abarcan desde la alimentación hasta la auto-observación emocional, enfocados en que soluciones definitivamente la ANSIEDAD que te empuja a ciertos hábitos perjudiciales y que dan una sensación de bienestar momentáneo«
Clara

Basándose en una larga experiencia como terapeuta con el tema de la ansiedad y la comida, Clara* nos explica en este artículo que si no encontramos nuestro lugar en el mundo taparemos ese vacío con distintos parches como alimentos insanos, drogas, compras compulsivas… Y estos son sus consejos para encontrar el equilibrio:

Que levante la mano quien no haya comido alguna vez algo “rico” (y en gran cantidad) para aplacar la ansiedad, olvidar una pena, calmar los nervios, desconectar de las preocupaciones o por simple aburrimiento y falta de estímulos.

Esto se puede convertir en un hábito, y con el tiempo “los vicios” aparecen automáticamente en nuestra mente cuando nos sentimos mal por algo.

Pasa el tiempo, y observamos cómo se suceden épocas de dieta y prohibición con épocas de “relajación”, y luego vuelta a empezar. Luchamos contra nosotros mismos en una batalla perdida de antemano, porque atacamos al problema por donde no es.

¿Por qué ninguna dieta funciona a la larga? ¿Cuál es el problema?

¿Por qué hay una epidemia de sobrepeso y cardiopatías en todo Occidente?

Solucionar un problema de sobrepeso (o de mala salud sin sobrepeso) es algo más serio y complicado que “ponerse a dieta” y ya está. La pregunta crucial que casi nadie hará es:

¿Por qué adquiriste sobrepeso?

 ¿Qué quieres realmente, tener un buen aspecto o estar sano?

¿Qué estás dispuesto/a a hacer y a sacrificar para conseguir lo que quieres?

Deseo compartir contigo ciertas pautas a seguir para alcanzar una verdadera armonía entre tú, tu cuerpo y la comida, sin la sombra del sobrepeso y la enfermedad persiguéndote hasta el fin de tus días.

Son consejos que abarcan desde la alimentación hasta la auto-observación emocional, enfocados en que soluciones definitivamente la ANSIEDAD que te empuja a ciertos hábitos perjudiciales y que dan una sensación de bienestar momentáneo.

Estas pautas están enfocadas específicamente a atajar la ansiedad con la comida, aunque pueden ser fácilmente extrapolables a otros hábitos insanos en cuya raíz está la ansiedad.

 1) Asume que tienes un problema

El primer paso para sanar totalmente es comprender y admitir que tienes una relación insana con la comida.

Si “la comida te puede” y comes demasiado (demasiada cantidad, demasiado rápido, demasiadas calorías y/o demasiado a menudo) para aplacar sentimientos como estrés, aburrimiento, enojo, tristeza… y después te sientes culpable por no controlar tu relación con la comida, probablemente sufres en cierto grado un trastorno alimenticio muy común, llamado Trastorno del Comer Compulsivo o Trastorno por Atracón.

No has de sentirte doblemente mal por tener un problema así. Si te sirve de consuelo, en nuestra sociedad consumista hiper-estresada y alienante, quien no tiene un problema de adicción con la comida lo tiene con el tabaco, con las drogas, con las compras, el juego, el sexo, los videojuegos….

Las adicciones sólo hablan de una sociedad entera intentando tapar su profunda ansiedad con “parches” momentáneos que sólo proporcionan unos momentos de alivio.

2) Comprométete seriamente a cambiar

Cualquier cambio de hábitos requiere un compromiso con uno mismo, indispensable para que los deseos se plasmen en la realidad.

Si no pones toda la voluntad de la que dispongas, los deseos fácilmente se quedan en sólo eso: deseos.

3) Ama tu cuerpo

Tu cuerpo se merece tanto respeto como tú. Tu cuerpo es más que el traje con el que te presentas en sociedad. Es un vehículo biológico perfecto para lo que tú llamas “Yo”, ese Yo que está más allá de las definiciones superficiales y transitorias.

Además de perfecto, tu cuerpo es tremendamente agradecido y siempre está dispuesto a curarse, si se lo pones un poco fácil. Y si colaboras con él en lugar de utilizarlo sin cariño, pronto descubrirás las fantásticas consecuencias de estar sano (en armonía con tu estado natural): energía constante sin picos demasiado altos ni demasiado bajos, mayor capacidad de esfuerzo a todos los niveles, mejor estado anímico-emocional en general, mayor sensibilidad, más optimismo y fortaleza mental, mayor agudeza mental y creatividad…

 4) Ten una auto-imagen realista

Asume que tu cuerpo tiene una estructura ósea y muscular determinada que no puedes cambiar, y es probable que ésta no se ajuste a los patrones de “belleza” que las industrias de la moda y la publicidad exigen a hombres y mujeres. Por mucho que te esfuerces en adelgazar, engordar, aumentar tu masa muscular o disminuirla, es posible que nunca tengas el trasero de Beyoncé o la espalda de Hulk.

Acepta aquello que la Naturaleza te dio como lo perfecto para ti.

5) No te impongas demasiados cambios drástico a la vez

Para que la solución a algo complejo sea definitiva, es necesario cambiar muchos hábitos mentales y cotidianos. En cierto modo es una re-estructuración de ti mismo y de tu vida, hacia un patrón más armónico.

Por lo tanto, no intentes cambiar todos tus hábitos perjudiciales a la vez, pues lo puedes sentir como una imposición excesiva que te cause ansiedad, con lo cual estarías agravando el problema de base.

Ve adquiriendo buenos hábitos a tu ritmo. Cuando ya te sientas cómodo/a con uno, añade otro más.

6) Aprende sobre nutrición

fruta

(Fruta)

No pongas la responsabilidad de tu alimentación sobre alguien que pueda tener intereses económicos de ningún tipo. Déjate asesorar todo lo que haga falta por un médico o algún experto en nutrición (o varios expertos distintos) y elaborad juntos una nueva forma de alimentarte que puedas mantener el resto de tu vida sin demasiadas lágrimas y sin pagar consulta cada cierto tiempo.

Ten en cuenta que cualquier dieta definitiva ha de ser muy sana (equilibrada nutricionalmente), variada, divertida y flexible.

Si no es equilibrada y variada, puedes poner tu salud en un serio compromiso; y si no es divertida y flexible, te terminarás cansando tarde o temprano de la rigidez y la abandonarás (probablemente “a lo bestia”).

7) Huye de ciertos alimentos adictivos 

Reduce el consumo o evita tomar los alimentos adictivos (estimulantes de toda clase, alcohol, dulces de todo tipo, aperitivos salados, harinas blancas y lácteos) porque, aunque consigas estar un tiempo sin tomarlos, si tomas uno querrás más al de un rato o al día siguiente y necesitarás de nuevo una gran voluntad para dejarlos.

Estos alimentos actúan desequilibrando enormemente el organismo, creando un sube-y-baja en el metabolismo que el cuerpo trata de contrarrestar al de poco tiempo, pidiendo más. Es un círculo que se retroalimenta en el que es fácil caer pero del que cuesta salir.

Además, toda la industria alimentaria trabaja duro para que estos sean precisamente los alimentos más habituales en todas partes, y los más económicos. Es necesario revisar la archiconocida pirámide alimentaria, poniendo en la base las verduras frescas y eliminando de ella los cereales refinados y la bollería, y reduciendo al mínimo los lácteos.

8) Prográmate los «días de premio» 

Permítete tomar de vez en cuando una comida que te guste, a modo de premio. Cualquier hábito alimenticio demasiado restrictivo causará ansiedad y no se podrá seguir durante mucho tiempo, por muy convencido/a que estés al principio.

Encuentra un equilibrio que a ti te sirva entre el compromiso férreo y la flexibilidad. Trata de que tus “premios” estén programados de antemano por ti mismo/a, (cíñete al programa) y que estos sean saludables.

Hay muchísimas opciones sanas y deliciosas para las cosas que más te gustan. Por ejemplo: como substitutos a los dulces están las frutas desecadas (higos, dátiles, ciruelas, “orejones”, pasas…), los chocolates negros puros, las galletas integrales…

Sé siempre moderado/a, pues los “substitutos” son bastante sanos, pero muy calóricos y siempre llevan el peligro de querer más y no poder parar (cuidado con la voz del auto-sabotaje en esos momentos).

9) Acepta los errores como parte normal del proceso

Como cualquier proceso de cambio a largo plazo, no se puede dar de la noche a la mañana. A pesar de estar totalmente concienciado/a y con mucha voluntad, las semanas son largas y hay momentos bajos. Las llamadas “recaídas” son algo normal, aunque no debemos caer en excusarnos en ello para permitirnos “caer” una y otra vez.

Aún así, es bueno que sepamos de antemano que nos enfrentamos a posibles tropiezos, dudas y retrocesos, para que cuando sucedan no caigamos en el error de culparnos y maltratarnos sin tregua. Esto sólo crea más ansiedad y bajones emocionales que podemos utilizar como excusa para romper nuestros propósitos “a lo grande” (excusa mental de “De perdidos al río”).

Ante las caídas ocasionales, lo mejor que podemos hacer -y esto es muy importante- es tomar buena nota mental de cómo nos hemos convencido a nosotros mismos para caer en la tentación y romper nuestros propósitos. Son los auto-sabotajes, la historieta que nos hemos contado a nosotros mismos para convencernos de que “no pasa nada, por una vez”.

Es crucial conocer a ésta voz dentro de nuestra cabeza. Con el tiempo veremos que se repite, y podremos darnos cuenta de cuándo está volviendo a aparecer y en qué situaciones suele hacerlo.

10) Duerme y haz ejercicio

Ayuda a tu cuerpo a estar en su mejor estado energético, durmiendo todas las horas que necesites y haciendo habitualmente ejercicio físico moderado.

Cuando dormimos menos de lo necesario, el cuerpo se siente exhausto y pide muchísimas calorías extra para poder mantenerse despierto y activo. Es particularmente peligroso el momento de la tarde (cuando baja el Sol) después de una noche de poco descanso.

Por otro lado, el deporte moderado habitual mantiene al cuerpo “de buen humor” y con energía, y paradójicamente éste pide más alimentos verdaderamente nutritivos y menos “guarradas”.

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(Christopher Boffoli)

11) No pongas parches, soluciona la raíz del problema

Todas las medidas anteriores son importantes, pero insuficientes si no abordamos la razón principal de la ansiedad que nos empuja hacia la comida.

La ansiedad es como un fantasma que nos seguirá allá donde vayamos y hagamos las dietas que hagamos, hasta que no aprendamos a librarnos de ella.

Como todas las emociones, la ansiedad no es ni buena ni mala, es una mensajera que trata de darnos una información importante sobre algo relacionado con nosotros mismos. La ansiedad nos habla de que “algo en nosotros” no va bien.

Es un problema complejo que no suele tener una solución única y definitiva, sino que suele requerir muchos cambios en nosotros mismos y en nuestra vida, y una constante vigilancia.

Mucha gente convive con la ansiedad sin darse cuenta, porque ésta se mantiene siempre en un nivel leve pero crónico y las personas la manejan como buenamente pueden.

Aunque cada individuo es un mundo, hay ciertas pautas que son aplicables a todos, pues todos somos humanos y en definitiva compartimos el mismo sustrato neuro-psicológico.

11. a) Observa tu interior. Sé siempre consciente de tu estado de ánimo. Pregúntate a menudo “¿Cómo estoy?” y aprende a estar alerta a tus emociones. El estrés, la tristeza y el aburrimiento en sus múltiples niveles de gravedad suelen traer consigo a la ansiedad y nos hacen muy vulnerables a los auto-sabotajes.

Distintas variantes de esas tres emociones peligrosas son:

  • Culpabilidad
  • Enfado
  • Melancolía
  • Depresión (dolor emocional sostenido)
  • Apatía
  • Nerviosismo, angustia nerviosa
  • Miedo al futuro
  • Inseguridad

11. b) Lleva una vida relajada. Cada uno sabe dónde tiene el punto de equilibrio, que no es el mismo para todos. Hay gente muy casera y gente muy aficionada a estar fuera de casa, hay quien es muy activo y quien es más “parado”.

No te compares con los demás y encuentra la forma de llevar una vida sin estrés. No te dejes deslumbrar por las luces del pensamiento neurótico de nuestro tiempo en el que “tú vales según lo que produzcas”: muchas personas tratan de huir de su propia ansiedad y vacío existencial siendo hiperactivas y corriendo de un lado para otro.

Haz todo lo que puedas por llevar una vida relajada, que no significa plana ni aburrida, sino simplemente libre de estrés. El estrés mata lentamente y envenena tu vida y la de quienes te rodean.

11. c) Lleva una vida estimulante. Encuentra las cosas que te hacen feliz, plantéate metas que te entusiasmen realmente y nunca creas que la vida es estática. No lo es. Todo en el universo gira y cambia sin fin, y tú no eres una excepción, aunque te hayas convencido de que existe algo llamado “estabilidad”.

Sea lo que sea que te guste hacer, encuentra la forma de incorporarlo a tu vida. Date a ti mismo/a aquello que te entusiasma y hace brillar tus ojos, no esperes que nadie te lo traiga. Tu felicidad es responsabilidad tuya y de nadie más. Y date prisa, que la vida es finita.

11. d) Lleva una vida con sentido de la existencia. El sentido de la existencia es algo muy personal y, para muchos, desconocido o intimidante. No es el mismo para nadie. Para unos es cuidar de los hijos, para otros salvar a las ballenas. Es la gran motivación que a cada uno le toca descubrir y que nos ayudará a salir de los pozos oscuros del alma en los que irremediablemente caeremos cada cierto tiempo.

Se podría decir que llevar una vida a la que no le encontramos el sentido es la principal causa de ansiedad en nuestra civilización occidental.

No eres un autómata. Encuentra cuál es tu razón de vivir. No tengas prisa por encontrar tu “santo grial”, sólo con caminar en su búsqueda ya estás más cerca de él y tu vida ya adquiere un sentido.

Con el tiempo descubrirás que la ansiedad nunca fue tu enemiga, sino una amiga incómoda que durante todo ese tiempo sólo trataba de avisarte, mediante sensaciones desagradables, de que TE ESTABAS ALEJANDO DE TU FELICIDAD.

Con el tiempo, puede que agradezcas a la ansiedad su atenta vigilancia, siempre velando por tu verdadero y profundo bienestar y tu salud.

Y… tal vez con el tiempo y la observación, termines descubriendo QUIÉN es quien te habla a través de la ansiedad para que te quieras más y mejor…

Clara
llamameclara@gmail.com
Artista y facilitadora espiritual
Artículo sobre su trabajo como ilustradora

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