zen

«Lo esencial en el arte de la cocina es tener una actitud de espíritu profundamente sincera y respetuosa hacia los productos y el tratarlos sin juzgarlos por su apariencia (…) Tratad los alimentos con el mismo respeto con el que trataríais a los destinados a la mesa del emperador»

«Recordad que una planta silvestre puede alimentar al sagrado embrión y hacer crecer el germen de la Vía. No la rechacéis con desprecio ni la tratéis a la ligera. Un instructor y guía de dioses y hombres debe saber sacar partido de una simple legumbre»
Maestro Dogen

¿Puede un texto sobre la cocina escrito en el siglo XIII aportarnos enseñanzas importantes en la época de los microondas y comida envasada? La respuesta es sí, nos puede ofrecer una mirada distinta al arte de cocinar los alimentos: respeto, orgullo, valor y espiritualidad.

«Instrucciones al cocinero de un monasterio zen» es un texto breve (unas 15 páginas disponibles en pdf) del Maestro Dogen (1200- 1253) en el que da consejos al Tenzo o cocinero de un monasterio zen, un cargo más relevante de lo que parece.

El maestro Dogen fue monje, filósofo y se le considera el «más grande y revolucionario pensador» del Japón medieval, país en el que introdujo el busdismo zen. También destaca porque abrió a las mujeres el acceso a los dojos y se negó a que el emperador le cubriera de honores. La película «Zen» trata sobre su vida y obra.

Y ¿por qué escribe un texto con instrucciones para un cocinero? Pues porque, según la tradición, el cocinero del monasterio debe ser uno de los monjes más experimentados y merece el respeto de cualquier superior de la orden, y porque el budismo explica que la sabiduría y la evolución espiritual se encuentra en cualquier acto de la vida cotidiana sean los arreglos florales (Ikebana), los artes marciales, la ceremonia del té, preparar el arroz, …

Cualquier actividad sencilla realizada con conciencia, presencia y amor es un camino de crecimiento personal y un ejercicio de meditación y mindfulness en si mismo.

«Aunque seáis superior de un monasterio, encargado de una función o simple monje, no olvidéis actuar siempre con alegría, benevolencia y grandeza de espíritu. He escrito este texto para legarlo a los sabios de las generaciones futuras que estudiarán la Vía.

Redactado en la primavera del año 1237, por el monje Dogen que transmite la ley desde la función de superior del monasterio Kannondôri Kôshôhôrin-ji»

En este texto, los alimentos y su preparación se perciben como algo SAGRADO y por ello se exigen los mismos requisitos que en otras artes: disciplina, diligencia, humildad, orden, sensibilidad para apreciar lo extraordinario en lo ordinario, entrega y servicio hacia los demás…

«El tenzo inicia la preparación de la comida del día siguiente. Cuando lavéis el arroz o las legumbres, hacedlo con vuestras manos, en la intimidad de vuestra propia mirada, con diligencia y conciencia, sin que vuestra atención se relaje un solo instante. No seáis cuidadoso para una cosa y negligente para otra. Procurad que ni una sola gota del océano de los méritos se os escape. No perdáis la ocasión de agregar vuestro grano de polvo a la cima de la montaña de los actos benéficos…»

«Tras haber terminado la comida del mediodía, el tenzo busca al intendente que le entrega cereales, legumbres y otros productos para la comida del día siguiente. Una vez que estos productos están en vuestras manos, debéis cuidarlos como a la niña de vuestros ojos. Acaso no dijo el maestro zen Honei Nin´yu : «los objetos y los bienes de la comunidad que utilizáis cotidianamente son la niña de vuestros ojos, protegedlos y cuidad de ellos.» Tratad los alimentos con el mismo respeto con el que trataríais a los destinados a la mesa del emperador»

«Cuando cocinéis no miréis las cosas ordinarias con una mirada ordinaria, con sentimientos y pensamientos ordinarios. Con esta hoja de legumbre que tenéis en vuestras manos construid una maravillosa morada de buda y haced que este ínfimo grano proclame su ley»

«Este es el desarrollo de la vida de un tenzo que consagra su atención a la preparación de la comida, sin perder el tiempo en cosas inútiles. Si vuestras actividades son auténticas y actuáis por el bien de los demás, todo lo que realicéis alimentará el cuerpo de la última realidad. En contrapartida, nuestra gran sangha sentirá un bienestar apaciguador y gustará de practicar»

El Maestro Dogen consideraba «deplorable» en el siglo XIII no dar importancia a la comida y no se imaginaba que 8 siglos después la cocina ha pasado de ser sagrada a mero trámite físico y parte de la industria y el mercado especulativo y que sus tareas y las relacionadas con el hogar han sido devaluadas socialmente.

Pero, poco a poco, se está recuperando la reverencia hacia los alimentos sanos y el trabajo de prepararlos y textos como este nos recuerdan que cocinar, sea en un monasterio zen o en nuestras propias casas, es algo muy noble y que se puede alimentar mucho más que el cuerpo físico.

La cocina también es una escuela de sabiduría…

PDF de «Instrucciones al cocinero de un monasterio zen»

Descubierto en Vidapuja

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